lunes, 30 de junio de 2008

Al calor de los sentidos

Hay volúmenes que deben leerse en una hamaca frente al mar. Otros en la profundidad de un bosque. Al calor de los sentidos debe leerse con la piel, con todos los órganos del cuerpo, con el alma. Y, si se puede, cerca de un teléfono teniendo a mano el número de los bomberos… pues el incendio erótico no será fácil de apagar.
Laura Fernández McGregor Maz

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