martes, 16 de septiembre de 2008

Serán tus pechos como racimos de uva
y tu aliento como perfume de manzanas
cantar de los cantares 7,9

Debajo de tu lengüa se encuentra leche y miel
cantar de los cantares 4,11

Amado mío, ¡qué hermoso eres, qué delicioso!
nuestro lecho es sólo verdor.
cantar de los cantares 1, 16

sábado, 26 de julio de 2008

SINTIENDOTE

Lentamente

De pie frente a ti

Te siento

Deseo…

Estar dentro de ti

Sentir tu hmedad

Me contengo

Quiero desearte más

Te penetro…

Siento como me recorres

Acariciando cada recoveco de mi cuerpo

Deslizandote…

Zizageante….

Por mi rostro

Mi cuello, mis brazos,

Mi pecho, mi abdomen,

Mi espalda, mis nalgas

Mis ingles, mis piernas

No hay límites

Me muevo lentamente

No quiero que ningun espacio

Quede sin ser recorrido por ti

Quiero sentirte por doquier

A veces suave…

A veces rápido…

Quiero sentirte de muchas formas

Juego contigo

Solo somos tú y yo

Es nuestro espacio

Me entrego completamente a ti

Me entrego a la experiencia

Mientras lo hago

El placer va llegando

Despacio…

Cada vez más intenso

Hasta que mi cuerpo estalla

Y queda la sensación…

De haberme bañado en ti.

J. Valdi

lunes, 30 de junio de 2008

Al calor de los sentidos

Hay volúmenes que deben leerse en una hamaca frente al mar. Otros en la profundidad de un bosque. Al calor de los sentidos debe leerse con la piel, con todos los órganos del cuerpo, con el alma. Y, si se puede, cerca de un teléfono teniendo a mano el número de los bomberos… pues el incendio erótico no será fácil de apagar.
Laura Fernández McGregor Maz

sábado, 14 de junio de 2008

ORGASMO INESPERADO

Estaba tranquila
No te esperaba
Te miré y te deseé
Te coloqué con delicadeza en mi mano
Te acerqué a mis labios
Te rocé suavemente con ellos
Y te introduje a mi boca
Fue entonces que te sentí
Como te deshacías con mi humedad
Y explotabas dentro de mí
Burbujeante...
Hiciste eco en mis oídos
Cosquillas en mis mejillas
Mientras mi lengua continuaba jugueteando contigo
Y yo…
Rápidamente...
Me vine junto contigo
Exploté…
Vibré…
Me estremecí…
Con solo sentirte…
Mi cuerpo quedó impregnado de tu sabor

J. Valdi

martes, 10 de junio de 2008

PEQUEÑAS LECCIONES DE EROTISMO


I
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
No es tarea fácil - si placentera -
No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II
Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones
Niebla en el cerebro
Temblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos

III
Escucha caracola del oído
Como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

IV
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
Estrella de la mañana
- el mar como un vasto cristal azogado -
duérmete náufrago.

Gioconda Belli

lunes, 9 de junio de 2008

PROPÓSITO


Cuando la tarde me entregue la noche
hincaré mi deseo
en la fibra que te hace temblar
Mi quemante obsesión
se escurrirá en el caracol de tu oreja
Seré la esencia de tus impulsos
la espuela
la gota que sofoca
la bocanada de ebrias ideas
el deterioro de tu mesura
Derritiendo la sombra
en rosario de besos discutidos
contigo inventaré trucos
para enlazar
sudor
saliva
sustancia
En el amplio muelle de mis piernas
anclará tu barco sus inquietudes más escondidas
y ahí pernoctará esperando cobijo y calor
y otra vez



Dina Posada

No es nada de tu cuerpo


No es nada de tu cuerpo ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca -tu boca que es igual que tu sexo-, ni la reunión exacta de tus pechos, ni tu espalda dulcísima y suave, ni tu ombligo en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día, ni tus rodillas de marfil al fuego, ni tus pies diminutos y sangrantes, ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?- triste luz descarriada, paz sin dueño, ni el álbum de tu oído, ni tus voces, ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco, flecha de avispas en el aire ciego, ni la humedad caliente de tu asfixia que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo, ni una brizna, ni un pétalo, ni una gota, ni un grano, ni un momento.
Es sólo este lugar donde estuviste, estos mis brazos tercos.

Jaime Sabines

jueves, 5 de junio de 2008

Desnuda y con sombrilla


Tú sentada en una silla
yo de pie con expresión de lord
tu desnuda y con sombrilla
yo vestido pero con calor.

Tú con uñas y con dientes
mirándome de frente
con brillo de matar.
Yo retrocediendo un poco
llenándome de un loco
deseo de sangrar.

Tú besando tus rodillas
yo discreto pero sin rubor
tú creando maravillas
yo soñándome esquimal sin sol.

Tú con un ritmo tan lento
buscando un alimento
frotado con alcohol.
Yo de pronto ensimismado
mirándote alelado
colmada de licor.

Tú ardiente y sin capilla
yo quitándome el sombrero alón
tú dispuesta la vajilla
yo al filo de mi pantalón.

Yo a punto del delirio
extraigo un solo cirio
que poso ante tu flor.
Tú susurrando un misterio
de un no sé qué venéreo
me das un protector.
Silvio Rodríguez

miércoles, 4 de junio de 2008

Ando como hormiguita


Ando como hormiguita por tu espalda,
ando por la quebrada dulce de la seda.
Vengo de las alturas de tus nalgas
hacia el oro que se derrama y se me enreda.

Tú te vuelves pidiendo el cielo,
apuntando a la luz con flores.
Y como lazarillos son los sabores
en tu jardín de anhelos.

Silvio Rodríguez

Dulce compañia


Quiero hacerte el amor,
sin esperar que anochezca
sin pensar en la tardanza
sin cuidarnos de que nadie nos vea
entrar a nuestro espacio alquilado de cinco letras.

Quiero recorrer tu cuerpo
esperando encontrar la fuente bendita
de donde tome el néctar
que me mantenga con el espíritu joven
… siempre junto a ti.

¿Escucharas esto que escribo?
¿Leerás esto que digo?
¿Entenderemos esto que pienso?
No lo sé… mientras tanto
mi mano será mi dulce compañía.
M. A. Alba Cristales

martes, 3 de junio de 2008

El cantar de los cantares


¡Oh, si él me besara con besos de su boca!
porque mejores son tus amores que el vino.
A más del olor de tus suaves ungüentos,
tu no nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
Atráeme; en pos de tí correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos cozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino:
con razón te aman

lunes, 2 de junio de 2008

Paisajes


Tu sexo,
qué tibio
qué suave
Es un trozo de lumbre
un rayo de luna
un bosque de albahaca
Rosamaría Roffiel

No se me importa un pito ...


No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

INTIMIDAD


La noche vuelve secreta
a tantear mi cuerpo,
me penetra lenta y suave
me abro
como una flor nocturna.

Orietta Lozano

sábado, 31 de mayo de 2008

Poema 12


Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, se despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangulan, se aprietan se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehuyen, se evaden, y se entregan.
Oliverio Girondo

Recorriéndote

Quiero morder tu carne, salada y fuerte, empezar por tus brazos hermosos como ramas de ceibo, seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueños ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza hurgando la ternura, ese pecho que suena a tambores y vida continuada.
Quedarme allí un rato largo enredando mis manos en ese bosquecito de arbustos que te crece suave y negro bajo mi piel desnuda seguir después hacia tu ombligo hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo, irte besando, mordiendo, hasta llegar allí a ese lugarcito -apretado y secreto- que se alegra ante mi presencia que se adelanta a recibirme y viene a mí en toda su dureza de macho enardecido.
Bajar luego a tus piernas firmes como tus convicciones guerrilleras, esas piernas donde tu estatura se asienta con las que vienes a mí con las que me sostienes, las que enredas en la noche entre las mías blandas y femeninas.
Besar tus pies, amor, que tanto tienen aun que recorrer sin mí y volver a escalarte hasta apretar tu boca con la mía, hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento hasta que entres en mí con la fuerza de la marea y me invadas con tu ir y venir de mar furioso y quedemos los dos tendidos y sudados en la arena de las sábanas.
Gioconda Belli

jueves, 29 de mayo de 2008

Seguramente así aman las diosas


Agua de luna, fresca, con puntos de plata. Sábana de encaje.

Sudario de luz. Lecho de nácar..

Dos mujeres. Dos. Cara a cara en este juego

irrepetible que es el amor. Fiebre de deseo, canción

de una voz. Saeta que se acerca, dulce rumor.

Dejo que la tarde te desnude, que consagre tu piel.

Tú, te ofreces como flor, como ola gigante.

¡Qué deseos de besarte!

Pero sólo te veo y te veo..... y no me atrevo a tocarte.

Tus aromas me envuelven. Te siento, amor, te siento.

Tienes fuego adentro. El tiempo no existe. Sólo esto.

Fusión de suspiros, tormenta de ecos. Qué embriaguez.

Qué júbilo. Un vuelo de tórtolas sobre tu cuerpo.

Nido de alondra tu nido. Tu gruta encarnada.

Ansias, tengo ansias de tu vientre, del coral entre tus muslos.

Te dibujo con los ojos con tu propio contorno. Te miro mil veces.

Vuelvo a mirarte y no me canso. Cuántas humedades nos recorren.

¡Ay sudor que nos brillas la carne!

El silencio, callado, nos escucha desearnos.

Desde tu orilla, llega tu aliento y me muerde, excitado.

La tarde se tiñe de savia, de pájaros-flores, de un olor a sándalo.

Tu sexo tierno me invita. Lo mismo tu pelo. Tus pezones me retan.

¡Cómo quisiera llenarme la boca con ellos!

Acércate, las velas de mi amor están dispuestas a

navegar hasta tu más profunda piel, para tocar tu esencia.

Ven, vamos a amarnos y amarnos y amarnos, y a no parar de amarnos.

Cómo brilla en las pupilas la ternura. Cómo tiemblan,

encabritadas, las espaldas. Cuanta plenitud en una simple mirada.


Por fin, rompes el espacio con tu mano, rozas mis labios con tus dedos.

Deshaces el hechizo de la bella durmiente.

El deseo se desboca en un columpio infinito.

Nuestras caricias desgranan la noche.

La penumbra es un chal que nos cubre los hombros.

Afuera, el viento vuela la historia.

Bajo las sábanas, amor que pertenece al Cosmos,

dos mujeres se aman con un lenguaje secreto, alejadas del mundo.

A pesar de todo.

Rosamaria Roffiel

miércoles, 28 de mayo de 2008

Ritual Secreto

Amante mío, estoy desnuda, más fresca que el agua azul para tu noche de amor.
Cada extremo de mi boca, cada esquina de mis miembros se apresuran como ágiles peces hacia tus tibias aguas.
Amante mío, yo deseo la mordedura de tus dientes y me encamino temblorosa hacia cada uno de tus dedos, me detengo a mirar tu cuerpo a través de oscura cerradura e incontenible deseo se posa en mis húmedos senos.
Por ti se escapa la sequedad de mi boca, mi mirada de brújula perdida en tus rincones, floto voluptuosa en tus profundas aguas y me abro como flor nocturna a tu plácida noche.
Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva.
Paséeme solitaria, desnuda ante tu noche, siémbrame semillas olorosas a sal.
Mírame desnuda con la hermosa sospecha que mi vientre será fértil a tu salada lluvia.
Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida perfecta de tu solitario cuerpo, Mi boca es suave entre tus dientes, mi lengua, pájaro que anida en tu boca.
Por mi carne fluye sudor de hierro y me prendo como alga marina a tu confuso mar.
Soy la obra inconclusa con infinitas posibilidades para un final.
Me entrego fácil a tus brazos, con el misterioso encanto de un ritual.

Papam habemus:


Tutor de los perdones
distribuidor de penas
condona las condenas
condena los condones

Mario Benedetti

martes, 27 de mayo de 2008

Después de todo


Después de todo -pero después de todo- sólo se trata de acostarse juntos, se trata de la carne, de los cuerpos desnudos, lámpara de la muerte en el mundo.
Gloria degollada, sobreviviente del tiempo sordomudo, mezquina paga de los que mueren juntos.
A la miseria del placer, eternidad, condenaste la búsqueda, al injusto fracaso encadenaste sed, clavaste el corazón a un muro.
Se trata de mi cuerpo al que bendigo, contra el que lucho, el que ha de darme todo en un silencio robusto y el que se muere y mata a menudo.
Soledad, márcame con tu pie desnudo, aprieta mi corazón como las uvas y lléname la boca con su licor maduro.

Jaime Sabines

10 en conducta


La tarde se acaba
y nosotras,
una vez más,
como buenas amantes
se va
cada una
a su casa
Rosamaría Roffiel

Aquella tarde

No quise lavarme
ni peinarme mis cabellos
Me dejaste tan llena de tí
y ni siquiera llegamos a tocarnos
Rosamaria Roffiel

Reto


Hemos cumplido la sentencia por osar mirarnos desnudas al espejo. Corramos libres ahora
Rosamaría Roffiel



lunes, 26 de mayo de 2008

Gioconda


Rosa María Roffiel

Mi vulva es una flor, es una concha, un higo, un terciopelo está llena de aromas, sabores y rincones, es color de rosa, suave, íntima, carnosa.
A mis 12 años le broto pelusa, una nube de algodón entre mis muslos, siente, vibra, sangra, se enoja, se moja, palpita, me habla, guarda celosa entre sus pliegues el centro exacto de mi cosmos, luna diminuta que se inflama, ola que conduce a otro universo.
Cada 25 días se torna roja, estalla, grita, entonces, la aprieto con mis manos le digo palabras de amor en voz muy baja, es mi segunda boca, mis 4 labios.
Es traviesa, retoza, chorrea, me empapa, le gustan las lenguas que se creen mariposas los penes solidarios, la pulpa de ciruela femenina, o simplemente las caricias venidas de mi misma.
Es pantera, gacela, conejo, se ofrece coqueta si la miman, se cierra violenta si la ofenden.
Es mi cómplice, es mi amiga, una eterna sonrisa de mujer complacida.

El sexo de los ángeles

Una de la más lamentables carencia de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato nunca confirmado de que los ángeles no hacen el amor, quizás signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales. Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil sugiere que, si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erotismo lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas. Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicales. Y si Ángel para abrir el fuego dice “Semilla”, Ángela para atizarlo responde “Surco”. Él dice “Alud” y ella tiernamente “Abismo”. Las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Ángel dice “Madero” y Ángela “Caverna”. Aletean por ahí un ángel de la guarda misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe. Sigue silabeando su amor. El dice “Manantial” y ella “ Cuenca”. Las sílabas se impregnan de rocío y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Ángel dice “Estoqueo” y Ángela radiante, “Herida”, el dice “Tañido” y ella dice “Relato”. Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, entremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.

Mario Benedetti

El beso